Esta semana, en The Amsterdam Institute, analizamos uno de los esfuerzos más relevantes en la intersección entre Derecho y Tecnología: CS50 for Lawyers, una adaptación del famoso curso de ciencias de la computación de Harvard, diseñada especialmente para abogados y estudiantes de Derecho. Esta colaboración pionera no solo democratiza el acceso al conocimiento técnico, sino que también responde a una necesidad urgente: que los profesionales jurídicos comprendan los fundamentos de la tecnología que ya está redefiniendo sus campos de trabajo.
En particular, el curso ha comenzado a incorporar módulos dedicados a la Inteligencia Artificial, con un enfoque especial en sus aplicaciones legales, implicaciones éticas y desafíos regulatorios. En un mundo donde los algoritmos pueden tomar decisiones que afectan derechos fundamentales, ¿puede un abogado moderno permitirse no entender cómo funcionan?
Ética, responsabilidad y regulación: el nuevo triángulo del Derecho tecnológico
Durante nuestras sesiones en The Amsterdam Institute esta semana, hemos explorado cómo estos fundamentos técnicos permiten sostener discusiones más informadas sobre temas como:
- Responsabilidad algorítmica: ¿Quién responde cuando una IA comete un error?
- Sesgo y discriminación automatizada: ¿Cómo prevenir que los sistemas de IA repliquen injusticias estructurales?
- Transparencia y explicabilidad: ¿Podemos exigirle a una IA que “rinda cuentas”?
Estas discusiones son más que teóricas. Ya están surgiendo nuevas normas y propuestas regulatorias en Europa, América Latina y otras regiones que exigen a los profesionales del Derecho una comprensión mínima del funcionamiento de estas tecnologías.
El valor de una formación interdisciplinaria
CS50 for Lawyers representa un paso firme hacia una nueva forma de enseñar Derecho, donde el conocimiento tecnológico no es un “plus”, sino una herramienta esencial. Y en The Amsterdam Institute, lo complementamos con un enfoque práctico y crítico que pone a prueba estas ideas en contextos reales.
En un momento histórico en el que la Inteligencia Artificial está cambiando las reglas del juego, la formación legal debe ir más allá del código civil: también debe incluir líneas de código.
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